Otra vez domingo. Y es que así de rápido pasan las semanas. Pero... más rápido se acaba cualquier delicioso manjar que se cocina en Semana Santa. Así que, para aquellos que aún tengan ganas de dulce (a pesar de todas esas torrijas que vuestras abuelas os han metido a presión en tuppers), hoy os traigo una Cheescake (o tarta de queso) absolutamente deliciosa.
Esta receta tiene un poco de allí y de allá, pues hay mil maneras de preparar una tarta de queso; así que aquí os dejo mi receta final tras haber probado diferentes variedades.
He de decir que no la he hecho para celiacos, pero dado que solo lleva la base de galleta, creo que es fácilmente adaptable sustituyendo las galletas digestive de trigo por galletas sin gluten fáciles de encontrar en grandes supermercados o herbolarios.
Así que todos a cocinar!!
Como es una receta que lleva su tiempo os recomiendo un poco de Assaf Avidan, cuya voz es espectacular y su música muy relajadita.
Como es una receta que lleva su tiempo os recomiendo un poco de Assaf Avidan, cuya voz es espectacular y su música muy relajadita.
Esto es lo que vamos a necesitar (para un molde de 26 cm aprox.):
Para la base:
- 240 g de galletas (con digestive si podéis comer trigo queda mucho mejor la base que con maría)
- 120 g de mantequilla derretida
- 110 g de azúcar
- Una pizca de sal
Para la masa:
- 1130 g de queso fresco (Philadelphia)
- 20 g de harina (de arroz para celiacos)
- 395 g de azúcar
- Una cucharita de rayadura de limón
- Una cucharita de rayadura de naranja
- 5 huevos y 2 yemas
- Una cucharita de extracto de vainilla o de azúcar avainillada
- Medio bote de mermelada de frambuesa aprox.
Antes de empezar con la mezcla, engrasamos nuestro molde con mantequilla (recordad que debe ser un molde con base desmontable).
Una vez tenemos la mezcla hecha, la distribuimos por todo el molde, incluidos los laterales.
Tened cuidado con que no se os quede mucha cantidad de masa en los bordes inferiores del molde.
Una vez terminada la base, la metemos en el congelador mientras preparamos la masa.
Para empezar con la masa aseguraos de usar un bol bastante grande donde nos quepan todos los ingredientes.
En primer lugar mezclamos el queso, la harina, el azúcar, la vainilla y las dos ralladuras.
Una vez tenemos bien mezclados todos los ingredientes, añadimos los cinco huevos y las dos yemas y batimos hasta obtener una masa homogénea.
¿Ya está todo bien mezclado?
Pues es hora de poner a precalentar el horno a 180º.
Sacamos el molde del congelador, vertemos la masa en él y lo metemos al horno durante una hora aproximadamente.
Es imprescindible estar pendiente del horneado, ya que variarán los tiempos dependiendo del horno.
Para saber cuando sacar la tarta del horno agarra con un trapo el borde del molde y agítala suavemente. Si la masa sigue líquida aún no está lista, si esta fija (aunque se mueva un poquito por el centro) podemos sacarla.
Si veis que se empieza a dorar por arriba y no está lista, cubridla con un papel de aluminio para que no se queme por arriba mientras termina de cuajarse.
Una vez esté lista la sacamos y la dejamos enfriar.
Una vez fría, debemos dejarla reposar en la nevera durante (sin desmoldar), al menos, seis horas.
Transcurrido este tiempo, mezclamos la mermelada con un poco de agua caliente para aligerar la textura, cubrimos la tarta con ella y la volvemos a meter en el frigorífico.
Y ya podemos disfrutar de nuestra tarta!!
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